Mientras estudia y se costea su microscópico apartamento, Nanny empieza a trabajar cuidando al hijo de los riquísimos Señores X. ¡No sabe lo que le espera! Pronto aprenderá a hacer todo lo necesario para que la Señora X -que no trabaja ni dentro ni fuera de casa- tenga un buen día.
Y que Grayer, el niño, coma sólo alimentos orgánicos y se mantenga cuerdo en medio de esa loca familia. Y a acostumbrarse a que el Señor X la trate como si fuera invisible. Y, más importante aún, a conservar el sentido del humor, cuidar de su gato George y atraer la atención del estupendo vecino de arriba.
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"Las palabras vuelan, lo escrito permanece"