ESE DIA MORI...

HOLA NUEVAMENTE POR AQUI
HOY ME HE LLEVADO LA SORPRESA DE LEER ESTE ESCRITO DE MI SIEMPRE AMIGO CASI HIJO EDDY, Y LA VERDAD ME ENCANTO Y LA QUIERO COMPARTIR CON USTEDES SABIA QUE LE GUSTABA ESCRIBIR PERO NO HABIA TENIDO OPORTUNIDAD DE LEER MAS DE LO QUE ESCRIBE. ASI QUE NO ME QUEDA MAS QUE FELICITARLO Y DEJARLES EL ESCRITO, ESPERANDO LES GUSTE Y PASEN A DEJARLE SUS COMENTARIOS.
EDDY FELICIDADES Y SIGUE ESCRIBIENDO...



El Día En Que Mori...

“Aquel día camine como si no hubiera mañana... habían pasado ya tres días desde que escuche aquella voz… nada me importaba, nada era lo suficientemente bueno como para que yo me sintiera vivo... Todo había acabado... ya no había nada en este mundo para vivir…”

Pero mi historia comienza así:

Un día como cualquier otro, me levante y fui al baño, como de acostumbro hacerlo cada mañana. Camine hacia la cocina y tome mi desayuno (cereal, leche y alguna fruta que encuentre). Estaba listo para ir a la escuela, cuando escuche una voz que hacia eco por toda la casa. Esto me extrañó, ya que al despertar era el único que quedaba en casa, ya que mi madre salía muy temprano a trabajar (puesto que mis padres son divorciados, vivo solo con mi madre), así que decidí indagar en todos los cuartos, mas que nada, por mera curiosidad. Inspeccione minuciosamente cada rincón de la casa. Pero no encontré a nadie ni el lugar de donde provenía la voz que ahora era inexistente, así que simplemente me decidí a salir y cerrar todo.

El día en la escuela transcurrió como todos los demás, sin cambios, estuve con mis amigos, conversamos sobre cualquier estupidez y escuchaba de ves en ves esos tontos comentarios que hacían sobre las chicas que pasaban, a los cuales nunca ponía atención. De camino a casa pase por un par de lugares para hacer las compras necesarias para la comida de esa tarde (ya que mi madre llegaba de trabajar noche, me encargaba yo de las labores del hogar). Cuando me encontré frente a la puerta de mi casa, escuche ruidos y una voz que no reconocía ni entendía lo que decía, era como un murmullo. Abrí lentamente la puerta y cruce el umbral de esta llevándome la sorpresa de que la casa estaba completamente vacía de algún ser vivo, además de mi. Volteé para cerrar la puerta y deje de darle importancia a lo ocurrido, pensé que estaba loco o algo así, tal ves estaba cansado y estaba teniendo alucinaciones, además los exámenes finales se acercaban y podría ser causa de la poca, pero existente, presión que estos infundían sobre mi.

Di el asunto por terminado y me dirigí a la cocina para preparar la comida. Entonces ahí estaba de nuevo, esa voz inquietante que no lograba reconocer ni entendía. Volví a convencerme de que era mera alucinación cuando el murmullo se convirtió en un grito aterrador que provenía de la habitación de mi madre, así que corrí asta el lugar solo para encontrarme con que de nuevo no había nada ni nadie ahí. Esto estaba comenzando a asustarme, así que fui al baño para lavarme la cara, pero en cuanto entre a este, escuche la voz de una mujer susurrar en mí oído una frase que al principio no entendí, pero al cabo de un rato (y de salir del estado de shock que esto me ocasiono) pude comprender cada una de las palabras, la frase fue: “Se acabo el tiempo…”. No comprendí a que se refería, pero ahora sabía que la voz era de una mujer y que las alucinaciones habían llegado demasiado lejos, así que me fui a recostar un rato. Al parecer ese rato se prolongo hasta convertirse en una siesta vespertina, ya que cuando me di cuenta, estaba oscuro. Me levante repentinamente para hacer la comida, ya que al quedarme dormido, no pude preparar nada. En tiempo justo, prepare la comida y mi madre llego justo a tiempo para cenar. No le conté lo ocurrido esa tarde, aun creía que eran alucinaciones mías, así que decidí olvidarlo e irme a dormir (nuevamente) justo después de terminar de cenar.

Esa noche, soñé con una mujer extraña que rondaba mi casa, como buscando algo, no lo entendía, pero eso es lo que parecía. A la mañana siguiente, cuando desperté, la casa estaba vacía de nuevo y yo me prepare para irme a la escuela como de costumbre, pero justo cuando me terminaba de poner ese sweater café oscuro que tanto aborrecía, pero era parte del uniforme, esa mujer de mi sueño apareció frente a mi y dijo entre cortadamente: “Tu… tiempo… se… acabo…”. Volví a entrar en estado de shock por unos instantes y la mujer desapareció así como así. Cuando entre en razón, salí corriendo de la casa y cerré apresuradamente la puerta, llegué a la escuela en tiempo record y repase por mi mente el rostro de aquella mujer en mi mente toda la mañana. Nadie se dio cuenta de que no estaba ahí (al menos no mental o espiritualmente, como gusten llamarlo, pero mi cuerpo si estaba presente).

De camino a casa, repase esas palabras y me asustaba cada vez que me decía a mi mismo: “Tu tiempo se ha acabado”. Era frustrante pensar en ello y lo era aun más regresar a casa y encontrarme de nuevo con aquella espectral mujer. Aun así, llegue a casa y abrí con mucho cuidado la puerta. No había nadie ni nada en casa, pero esta ves deje la puerta abierta por si necesitaba un escape rápido (se que suena cobarde, pero esto resultaba más espeluznante a cada instante). Me dirigí a la cocina y prepare la comida. Comí y lave los trastes que había ensuciado con la preparación y la comida. Apenas era media tarde y ya me sentía tranquilo por que pensé que todo había acabado, me convencí de que todo era una mala alucinación, cuando ocurrió de nuevo, escuche nuevamente esa voz, pero esta vez decía: “Una a una, perderás tus razones de vivir… ahora te toca sufrir…”, termino esa frase con una estrepitosa y espeluznante risa que se apago casi inmediatamente. Al instante de que esto pasara, el teléfono timbro y por reacción y reflejo conteste rápidamente. Al contestar, preguntaron sin decir nada por mi, asentí a la pregunta y me dijeron que mi padre había muerto en un accidente automovilístico mientras volvía de su trabajo, y que llamaban del hospital donde lo habían atendido asta el momento de su muerte, que hicieron lo posible, pero no lo pudieron salvar. Eso me devasto y colgué al instante. Pensé en las palabras de la persona que había llamado y en las palabras de aquella mujer, pero fui interrumpido por otra llamada, esta vez era mi madre, que le acababan de informar lo de mi padre y quería saber como estaba yo. Respondí que bien y me dijo que llegara temprano para ir al velorio, al que acudirían todos mis familiares (incluso la familia de mi madre, ya que, a pesar del divorcio, se llevaban muy bien).

Cuando llego mi madre, yo ya estaba vestido para el velorio y ella se limito a abrazarme y correr a su habitación por ropa adecuada. Salió rápidamente con un vestido largo y negro y nos dirigimos al auto. Sin problemas llegamos al lugar donde velarían a mí, ahora, difunto padre. Entre toda esa gente y el cuchicheo no me pude concentrar en nada que no fuera aquella espeluznante mujer y sus palabras. Entonces, todas esas voces me aprecian ir en aumento hasta convertirse en un sonido ensordecedor, así que salí corriendo de aquel lugar, pero justo cuando cruce la puerta de salida escuche un sonido extraño. Al darme media vuelta, hubo un sonido estruendoso y un mar de flamas me lanzaron por los aires unos metros atrás… aquel lugar había volado en mil pedazos, con toda mi familia dentro. No podía creerlo, pero las llamas no dejaron incógnita, todo había ocurrido en cuestión de segundos, ni siquiera hubo gritos. Entonces escuche esa voz de nuevo: “Fuiste escogido al azar y, ahora, tu sufrimiento será mi alimento…”. Las lágrimas brotaron por mi rostro y eche a correr como loco por aquellas calles oscuras. Eran más de la 1 de la mañana y no había una sola alma en aquellas calles. Corrí asta que mis pies decidieron que solo soportarían caminar, y así continúe haciéndolo hasta que ya no pude mas. Durante todo ese tiempo, escuchaba esa risa malvada y desalmada en mi cabeza, veía las llamas elevarse e iluminar la penumbrosa noche. No se como lo hice, pero llegue a casa, con los pies hinchados y sangrando. El sol ya había salido y yo solo me limite a caer inconsciente sobre el pórtico de mi casa.

Me despertaron unas voces a mí alrededor que, cuando al fin pude abrir los ojos, descubrí que eran de unos policías. Me hicieron unas preguntas sobre lo ocurrido la noche pasada e inútilmente les conté sobre todo lo ocurrido, inclusive sobre aquella voz de esa mujer. Los oficiales me contaron que la explosión había sido causada por una fuga de gas y las veladoras que había en el velorio y que en verdad no había sospechosos, que el lugar era ya muy viejo y que lamentaban mucho los hechos, que ciertamente no había sobrevivientes. Preguntaron que si tenia donde quedarme, algún otro familiar o la familia de algún amigo que me apoyara. Respondí que no y me dijeron que mandarían a una trabajadora social para que me llevara a un hogar de asistencia, que no me fuera, que no tardaría mucho y que todo estaría bien. En cuanto estos estuvieron dentro de la patrulla, la voz volvió a retumbar en mi cabeza y dijo: “Ya no hay nada para ti en este mundo… bienvenido a las sombras”. No escuche nada mas, la voz desapareció al instante y comprendió a lo que se refería. A pesar de mis hinchados y sangrientos pies me levante y eché a andar. Aquel día camine como si no hubiera mañana... habían pasado ya tres días desde que escuche aquella voz… nada me importaba, nada era lo suficientemente bueno como para que yo me sintiera vivo... Todo había acabado... ya no había nada en este mundo para vivir…

Desde ese día, la desgracia me persigue, es como una maldición, algo que jamás pedí y me fue otorgado al “azar”, tal como lo dijo aquella mujer… han pasado ya seis años; seis años en los que solo camino sin rumbo y sin establecerme en ningún lugar, seis largos años en los que voy solo con mi dolor…

Hoy me he decidido… desde este viejo, saltare y me reuniré con mi familia… ahora que todo ha a acabo en mi vida, no hay por que vivirla…

Ese día morí…

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"Las palabras vuelan, lo escrito permanece"