
Cuando Melinda Monroe leyó aquel anuncio al año de haber enviudado, decidió inmediatamente que Virgin River era el lugar perfecto para superar su dolor y retomar el trabajo de comadrona que tanto le gustaba. Pero sus esperanzas se hicieron añicos en cuanto llegó allí: la cabaña estaba destrozada, las carreteras eran intransitables y el médico del pueblo no quería saber nada de ella.
Comprendiendo que había cometido un terrible error, decidió marcharse a la mañana siguiente. Pero una recién nacida abandonada en la consulta del médico le hizo cambiar de planes... Y un ex marine contribuyó a consolidar ese cambio. Melinda Monroe había llegado a Virgin River buscando una forma de escapar, pero encontró un hogar.
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"Las palabras vuelan, lo escrito permanece"