Bajo la Hiedra

Gair ha sido condenado a muerte.
Escucha música, música poderosa, y en la ciudad santa eso sólo puede significar una cosa: es un brujo, y ha de morir en la hoguera. Aunque consiga escapar, los caballeros de la Iglesia y su cazabrujos lo perseguirán sin tregua, mientras su incipiente poder amenaza con destrozarlo por dentro.
No hay esperanza...
Ninguna salvo una hermética orden, que también ha sufrido la persecución hasta ser prácticamente aniquilada. Si Gair consigue escapar, si consigue dominar sus peligrosas capacidades mágicas, si consigue encontrar a los guardianes del Velo, quizá esté a salvo.
O puede que descubra que su lucha no ha hecho más que comenzar.


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"Las palabras vuelan, lo escrito permanece"